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La vitamina D en Israel
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Existen dos formas de vitamina D en suplementos: la vitamina D3 y la vitamina D2. Ambas pueden ayudar a corregir la carencia de vitamina D, pero la mayoría de los médicos recomiendan la D3 porque es ligeramente más activa y, por tanto, ligeramente más eficaz. La vitamina D3 es producida de forma natural por los animales, incluidos los humanos. La vitamina D2 es la forma vegetal. Otra razón para recomendar la vitamina D3 es utilizar la forma que produce nuestro organismo.
La vitamina D hace que nuestro organismo absorba mejor otros nutrientes, como el calcio y el fósforo, ambos importantes para la salud ósea. La vitamina D también ayuda a restaurar y mantener el calcio en nuestros huesos, donde reside el 99% del mismo. Sin suficiente vitamina D, los huesos pueden debilitarse y volverse frágiles.
Un estudio reciente sobre el uso de suplementos de vitamina D para reducir el riesgo de fracturas demostró que tomar vitamina D no tenía ningún efecto sobre la tasa de fracturas óseas en 25.000 personas sanas que tenían suficiente vitamina D en su organismo de forma natural y ningún problema óseo conocido.
Este estudio ha sido ampliamente citado como “prueba” de que los suplementos de vitamina D no son necesarios. Sin embargo, el estudio no se diseñó para abordar el problema de las muchas personas con deficiencia de vitamina D, para las que la vitamina D podría ser muy útil. Es evidente que administrar más vitamina D a personas con niveles normales de vitamina D es poco probable que resulte beneficioso.
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La vitamina D (también denominada “calciferol”) es una vitamina liposoluble presente de forma natural en algunos alimentos, añadida a otros y disponible como suplemento dietético. También se produce de forma endógena cuando los rayos ultravioleta (UV) de la luz solar inciden en la piel y desencadenan la síntesis de vitamina D.
La vitamina D obtenida de la exposición al sol, los alimentos y los suplementos es biológicamente inerte y debe someterse a dos hidroxilaciones en el organismo para su activación. La primera hidroxilación, que se produce en el hígado, convierte la vitamina D en 25-hidroxivitamina D [25(OH)D], también conocida como “calcidiol”. La segunda hidroxilación se produce principalmente en el riñón y forma la fisiológicamente activa 1,25-dihidroxivitamina D [1,25(OH)2D], también conocida como “calcitriol” [1].
La vitamina D favorece la absorción de calcio en el intestino y mantiene concentraciones séricas adecuadas de calcio y fosfato para permitir la mineralización ósea normal y prevenir la tetania hipocalcémica (contracción involuntaria de los músculos, que provoca calambres y espasmos). También es necesaria para el crecimiento óseo y la remodelación ósea por osteoblastos y osteoclastos [1-3]. Sin una cantidad suficiente de vitamina D, los huesos pueden volverse delgados, quebradizos o deformes. La suficiencia de vitamina D previene el raquitismo en los niños y la osteomalacia en los adultos. Junto con el calcio, la vitamina D también ayuda a proteger a los adultos mayores de la osteoporosis.
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La vitamina D es un grupo de secosteroides liposolubles responsables del aumento de la absorción intestinal de calcio, magnesio y fosfato, y de muchos otros efectos biológicos[1][2][3] En los seres humanos, los compuestos más importantes de este grupo son la vitamina D3 (colecalciferol) y la vitamina D2 (ergocalciferol)[2][3][4].
La principal fuente natural de esta vitamina es la síntesis de colecalciferol en las capas inferiores de la epidermis de la piel a través de una reacción química que depende de la exposición al sol (en concreto, de la radiación UVB)[1]. El colecalciferol y el ergocalciferol pueden ingerirse a través de la dieta y de suplementos[1][2]. Sólo unos pocos alimentos, como la carne de los pescados grasos, contienen de forma natural cantidades significativas de vitamina D[2][5]. En EE.UU. y otros países, la leche de vaca y los sustitutos lácteos de origen vegetal están enriquecidos con vitamina D, al igual que muchos cereales para el desayuno[1]. Las setas expuestas a la luz ultravioleta aportan cantidades útiles de vitamina D2[2]. Las recomendaciones dietéticas suelen asumir que toda la vitamina D de una persona se ingiere por vía oral, porque la exposición al sol de la población es variable y las recomendaciones sobre la cantidad de exposición al sol que es segura son inciertas en vista del riesgo de cáncer de piel[2].
Ludacris – Vitamin D (feat. Ty Dolla $ign) [Vídeo oficial]
La vitamina D es un nutriente que tu cuerpo necesita para construir y mantener unos huesos sanos. Esto se debe a que el cuerpo sólo puede absorber el calcio, el principal componente de los huesos, cuando la vitamina D está presente. La vitamina D también regula muchas otras funciones celulares del organismo. Sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y neuroprotectoras favorecen la salud inmunitaria, la función muscular y la actividad de las células cerebrales.
La vitamina D no se encuentra de forma natural en muchos alimentos, pero puede obtenerla de la leche enriquecida, los cereales enriquecidos y pescados grasos como el salmón, la caballa y las sardinas. El cuerpo también produce vitamina D cuando la luz solar directa convierte una sustancia química de la piel en una forma activa de la vitamina (calciferol).
La cantidad de vitamina D que produce la piel depende de muchos factores, como la hora del día, la estación del año, la latitud y la pigmentación de la piel. Dependiendo de dónde viva y de su estilo de vida, la producción de vitamina D puede disminuir o desaparecer por completo durante los meses de invierno. La protección solar, aunque importante para prevenir el cáncer de piel, también puede disminuir la producción de vitamina D.